viernes, 30 de abril de 2010

Técnicas para hablar BIEN en público 3

¿Respiración adecuada?

Si, en efecto. Respiración adecuada como un elemento para controlar los nervios.

Normalmente, no acostumbramos realizar una respiración profunda –lamentablemente, menos al intentar hablar en público-. Lo que solemos realizar es una respiración “superficial” que únicamente aporta el mínimo de aire necesario a nuestros pulmones.

Para hablar correctamente en público debemos primero, realizar una respiración diafragmática, es decir, inflamando la parte baja de los pulmones al aspirar el aire –justamente como lo hacemos de forma natural cuando nos encontramos en posición horizontal- (como se sugería en el ejercicio anterior). Con este tipo de respiración, se consiguen dos cosas fundamentales: 1.- Aportar una mayor cantidad de aire a nuestros pulmones –elemento indispensable para hablar correctamente- y 2.- relajarnos, lo cual permite controlar el nerviosismo.

Este tipo de respiración –está ampliamente comprobado- es un mecanismo natural de nuestro cuerpo para relajarnos, para tranquilizarnos –por ellos se “activa” automáticamente cuando nos recostamos, pues nuestro cuerpo asume que vamos a descansar, a dormir y para ellos requerimos estar relajados- y precisamente es lo que buscamos antes de iniciar con nuestra presentación. Relajarnos. Controlar esa ansiedad que provoca se quede nuestra mente en blanco justo antes de comenzar a hablar.

Otro elemento muy poco observado al realizar presentaciones públicas es el tiempo que debemos tomar justo antes de comenzar a hablar.

Generalmente, en cuanto nos ponemos de pie para tomar la palabra, no nos damos ni un instante para respirar o para repasar mentalmente lo que queremos decir, por lo tanto, prácticamente iniciamos “en frio” con resultados poco afortunados.

Pensemos en un clavadista. No llega al trampolín e inmediatamente salta. Normalmente, al estar en la orilla de la plataforma, se toma el tiempo para ubicarse correctamente, respirar profundamente mientras visualiza la rutina que va a realizar. Es el equivalente de lo que debemos hacer nosotros.

Por ellos, una recomendación importante es darnos unos segundos –los que cada uno requiera- ya frente al auditorio, para respirar, relajarnos, revisar la forma en que iniciaremos e inclusive, observar a nuestros oyentes, de forma tal que no comencemos nuestro mensaje intempestivamente. Esto nos ayudara – y mucho- no sólo a controlar efectivamente los nervios, también a iniciar nuestra presentación con un mayor impacto y mejores resultados.

Y ya que hablamos de observar al público, este también es un elemento fundamental para realizar una excelente presentación. De ello platicaremos en la siguiente entrada.

Muchos saludos. Excelente día.

Ejercicio.
Inhala profundamente. Intenta tomar la mayor cantidad de aire posible. Imagina que vas a bucear un largo tramo. Con tus pulmones llenos comienza a pronunciar, lentamente, uno a uno cada número, partiendo del uno. Continúa hasta que literalmente te quedes sin aire, hasta que se agote completamente –sin llegar a ponerte morado, por supuesto-. ¿Hasta qué número alcanzaste a contar? La idea es que cada que realices el ejercicio trates de avanzar un número más.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Técnicas para hablar BIEN en público 2

¿De dónde vienen los nervios? ¿Por qué es tan difícil desaparecerlos? ¿Cómo evitarlos al momento de realizar una presentación en público?

Seguro que existen infinidad de preguntas –y de ocasiones- que has formulado a este respecto. Yo no intentare dar respuesta a ellas –francamente no nos ayuda para lo que buscamos- más bien, pretenderé explicar qué hacer con esos “nervios” para que no te afecten al momento de hablar en público.

Lo primero es definir –aceptar- la causa del miedo.

Al estar frente a un auditorio y comenzar a hablar, sólo tenemos dos opciones: hacerlo bien o hacerlo mal –ambas con sus respectivos grados-. Lo anterior, aunque suene por demás lógico, conlleva una carga emocional y racional que nos provoca el nerviosismo ya señalado. Me explico.

Si la exposición sale bien –o muy bien, o excelente, etc- no hay problema. Estamos tranquilos. Todo en orden.

Pero si la exposición sale mal –o muy mal, o desastrosa, etc- hay un gran problema: Nuestra imagen, la percepción que los demás tengan de nosotros, se verá seriamente afectada. Si mis colegas, jefes, subalternos, me consideran un experto en determinado tema y al exponerlo públicamente me “trabo”, me confundo, me “enredo”, tartamudeo, vacilo, es muy posible que piensen que quizá no era tan experto como ellos suponían. Si la gente que me está escuchando no me conoce, peor aún, pues no tienen ningún otro elemento para formarse una idea acerca de mis competencias y conocimientos, por lo que sencillamente me “etiquetaran” como alguien que “no sabe”.

El detalle es que técnicamente no es posible asegurar que la presentación que estoy a punto de iniciar saldrá bien; es decir, existe –siempre- la posibilidad de que mi exposición no sea buena y si eso sucede, las consecuencias serán las que ya señalamos anteriormente. Y eso sí que da miedo.

En otras palabras. Lo que está en juego al momento de hablar en público es la imagen, la idea, la percepción que los demás tienen –o van a tener- de mí.

Y reitero. Eso sí es para dar miedo.

Así que es completamente entendible –y natural- que ante la sola posibilidad de exponer algo, comience a sentir ese tan conocido estremecimiento en mis extremidades, sudoración –en muchas ocasiones, excesiva-, temblor en la voz y muchas otras formas en que se manifiesta el nerviosismo.

¿Cómo evitarlo?

En mi experiencia, sostengo que no debemos buscar evitar, desaparecer los “nervios”. Se trata de controlarlos.

El miedo a que las cosas nos salgan mal nos ayuda a mantenernos alertas, a cuidar los detalles, a evitar los excesos de confianza. Si eliminamos ese miedo, corremos el grave riesgo de confiarnos y tropezar de la peor forma al momento de presentar algo.

Por eso lo ideal no es evitarlos, sino CONTROLARLOS.

Para ello, existen dos técnicas que nos ayudaran a manejar, a controlar efectivamente ese nerviosismo –sumadas a la evidente preparación del tema-.

La respiración adecuada y la actitud mental.

En el siguiente post platicaremos de la primera de ellas.

Muchos saludos.


Ejercicio.
Al prepararte para dormir, recostad@ en tu cama boca arriba, pon tus manos sobre tu abdomen y siente como respiras. Nota como se inflama tú estomago al inhalar. Trata de “seguir” el proceso de respiración que desarrolla tu cuerpo en esa posición. Por la mañana, ya en posición vertical, intenta repetir el proceso: que sea el estomago y no el pecho el que se inflame al inhalar.

domingo, 15 de marzo de 2009

Técnicas para hablar BIEN en público 1

Realizadas las presentaciones, iniciemos el viaje.

La experiencia me ha convencido que son 4 los elementos determinantes, básicos, que requieren estudiarse y perfeccionarse si se quiere estar en posibilidad de hablar bien en público.

Estos elementos los sintetizo de la siguiente forma:
· Control de la ansiedad. (Los famosos nervios, el miedo a pararse frente al auditorio)
· El mensaje: (discurso, presentación, las palabras que vamos a pronunciar)
· La expresión oral. (volumen de la voz, dicción, modulación)
· Lenguaje corporal. (ademanes, gesticulación, posición del cuerpo)


El conocimiento, estudio, práctica y dominio de los 4 temas –enunciativos, no limitativos- garantían una presentación efectiva frente a cualquier audiencia, consiguiendo lo –que me parece- más importante: transmitir tu idea, tus palabras, tu concepto.

Sostengo la anterior afirmación al considerar que cualquiera que sea el objetivo –secundario- de tu presentación, lo realmente importante, valioso y trascendente será que logres transmitir correctamente tu visión de las cosas, tu proyecto, tu idea, tu mensaje.

Si el público no recibe correcta, adecuadamente tu pensamiento, resultara muy complicado que consigas tu objetivo o propósito “formal”.

Permíteme proponerte un ejemplo:
Desarrollaste un proyecto, que con una significativa inversión inicial, puede reducir considerablemente los costos fijos de la empresa. En tu mente está muy claro como se desarrolla cada etapa del proceso, como se mide el avance y como se recupera la inversión en el corto plazo, generando con ello un continuo ahorro. La cuestión fundamental es trasmitir a los directivos tu idea, que vean las cosas del mismo modo que tu. El propósito –si me permites, secundario- es que apoyen el proyecto y por supuesto, lo implementen. Esto último no sucederá si no logras que el auditorio “capte” correctamente tu idea, que “vea” con tus ojos el proyecto, para que, al entenderlo y verlo igual que tu, sea natural e inevitable su respaldo.


Si no transmites adecuadamente tu forma de ver las cosas, el público no compartirá tu visión y será más complicado que accedan a lo que planteas.

¿Cuáles son los factores que impiden que trasmitamos adecuadamente nuestras ideas?
El primero, sin duda alguna, es la ansiedad, los “nervios”, el miedo. De ello hablaremos en el siguiente post.


Muchos saludos y gracias por acompañarme en este viaje.


Ejercicio:
Antes de iniciar cualquier conversación, pregúntate ¿Qué es exactamente lo que quiero trasmitir? ¿Qué idea, qué opinión, etc.? Mientras más clara y definida tengas la respuesta, más fácilmente será organizar tus pensamientos para abordar adecuadamente el tema que te propusiste.

lunes, 2 de marzo de 2009

Comenzando la historia

Hola. Tengo mucho gusto en poder saludarte. Permíteme presentarme:


Mi nombre es Fernando Ávila. En el año 2006 constituí “Grupo TRIUNFADORes” orientado a la consultoría y capacitación en desarrollo humano, específicamente en el área de presentaciones públicas: en el arte de hablar bien en público.


Tuve la fortuna de incursionar en el campo de la oratoria desde niño. Agradezco infinitamente a mi inolvidable maestra Elizabeth el provocar en mí el interés, el gusto por adentrarme en un mundo que a muchos aterra y que en mí caso –quizá justamente por iniciarme en la niñez- lo he visto como algo completamente natural.


De entonces a la fecha he acumulado un buen número de “horas de vuelo”. Con múltiples oportunidades de experimentar, incrementar, probar y comprobar mis conocimientos; perfeccioné técnicas –siempre perfectibles- e inicié un programa de capacitación dirigido a todos aquellos que quieren vencer sus temores y arriesgarse a hablar bien en público, para lo cual formé “Grupo TRIUNFADORes”, del cual te hable al principio.


Con esta última actividad descubrí también una vocación que, si bien no era del todo desconocida, no había tenido ocasión de vivir completamente; hoy puedo afirmar que me siento pleno al ser parte de la transformación que he visto en muchas personas.


También lo veo y asumo como mi contribución al ¿utópico? mundo que quiero vivir y heredar.


Así pues, la finalidad de este blog es compartir –confío que entre muchos- experiencias, consejos, “tips” sobre el apasionante momento de tomar la palabra para hablar en público.


Bienvenido a bordo.